Por
esa razón Dios, cuando nos llamó, nos llamó primero para ser conformados a la
imagen de Su Hijo porque en ese gobierno no se requerirá algo menos, no se
bajará el estándar. Y en segundo lugar, creo que Dios, al llamarnos, nos
inscribió, sea que lo sepamos o no, en Su Escuela de Liderazgo que alcanzará su
plenitud durante el gobierno de Jesús.
Si
viviéramos dentro de esta visión, viviríamos diferente. Nuestra responsabilidad
de vivir noblemente no acabaría durante el funeral, sino que viviríamos con una
perspectiva eterna, sería más fácil decidir hoy sobre cosas que pueden
comprometer nuestra integridad, no por ser descubiertos sino porque sabemos que
nuestro carácter está siendo formado para ejercer nuestro rol plenamente en el
milenio.
Cuando
somos niños, es el tiempo en el que nuestro carácter se desarrolla, tome
fundamento. Los principios que no aprendimos a respetar de niños nos sabotearán
cuando seamos adultos. ¿Qué pasaría si nuestra vida no durara 60-80 años sino
mil, como en la época antigua? ¿Qué pasaría si además de vivir tanto tiempo, se
nos diera la autoridad de gobernar? Por esa razón es necesario aprender durante
este lado de la historia, a vivir bajo principios eternos porque del otro lado
de la historia, es por estos y solo estos principios que viviremos. ¿De que
manera cambiaría nuestra vida si viviéramos con esta perspectiva, sabiendo que
tan solo estamos en entrenamiento para lo que viene? ¿Somos mejores personas
ahora? ¿Hemos desarrollado nuestro carácter? ¿Hemos adquirido, tatuado esos
principios dentro de nuestro corazón a través de practicarlos?
Quizá
estemos en una etapa de “niños”, siendo enseñados, imprimiendo esos principios
eternos en nuestros corazones. Quizá nos queda tan solo la mitad de la vida
para construir esos fundamentos.
De
la decisión de cada uno de nosotros en esta etapa depende la gloria eterna de
nuestras naciones. Depende si El Salvador será considerado una nación cabra u
oveja. De lo que decidamos ahora y hagamos ahora depende nuestra gloria eterna,
por esa razón deberíamos llorar cuando nuestra nación da un paso atrás no solo
a través de una legislación injusta sino también cuando la sociedad al unísono
va decidiendo hacer o apoyar conductas que Dios reprueba. A estos que lloran
por su ciudad, Dios les concederá autoridad para gobernar y abrirá puertas
sobrenaturales de este lado de la historia para ir colocándolos en su lugar
eterno.
De
nuevo recuerdo el énfasis que Nehemías puso en su época en cuanto a los cuatro
principios que habían sido violados:
1) Santidad en la vida familiar
2) Cuidar alianzas con personas que no viven bajo principios
3) Promover y participar en la construcción y movilización de la casa de Oración
4) Guardar el dia de reposo en el sentido de dedicar tiempo y esfuerzos para tener una relación muy cercana con Dios
La
pregunta del millón sería ¿Estás sobreviviendo? ¿Estás viviendo solo para
completar tus 80 años? ¿Te gustaría vivir y prepararte para vivir eternamente y
ejercer tu liderazgo para un período así de largo? ¿Qué cosas tendrías que
cambiar? ¿Necesitas ajustar tu agenda a la agenda de Dios?
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